Discurso politiquero

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Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia

jueves, 9 de agosto de 2007

LA CONCENTRACIÓN DE PODER



HUMBERTO DECARLI R.

Uno de los rasgos característicos del actual nivel del modelo populista es la concentración de poder. Se manifiesta en todas las iniciativas normativas así como en la praxis del desempeño de la gestión. La tendencia es acumular en manos del presidente el mayor número de atribuciones y en los hechos abusar recurrentemente del ventajismo y la trasgresión sólo porque la máxima cabeza del Estado lo ejecuta.

En el plano jurídico presenciamos cómo se ha desvanecido la autonomía de organismos y entidades del poder. La ley de los Consejos Comunales es una muestra evidente de aumento del control por parte de Miraflores. Una comisión presidencial es la que coordina, supervisa y al final determina el empleo de los recursos de estos entes. Con esta competencia se manipula desde Caracas el curso de sus actividades estimulando su accionar soslayando a las alcaldías y ayuntamientos.

Asimismo, hay un instrumento creado mediante el ejercicio de la Ley Habilitante. Es la Comisión Central de Planificación cuya finalidad es unificar los criterios gerenciales en desmedro de la autonomía funcional y financiera de los órganos adscritos a los ministerios. Con este paso se otorga a la administración central la dirección de todos estos cuerpos descentralizados.

Igualmente la anunciada reforma constitucional contiene aspectos dirigidos a una mayor densidad de potestades en la figura máxima del ejecutivo. Primero, con la permisión de reelección indefinida o continua del presidente, movimiento efectuado para legitimar la permanencia del mismo personaje el mayor tiempo posible barnizada por la bendición de la carta magna.

Segundo, la reformulación territorial resucitando una vieja idea guzmancista como es la creación de los denominados territorios federales socialistas con los cuales se puede cercenar de población y espacio físico a los estados regionales con el objeto de mandarlos directamente con gobernadores designados a dedo y la ejecución presupuestaria sin intermediarios.

Como se puede apreciar, son movimientos diáfanos para llevar la decisión a pocas manos o mejor dicho, a una sola. Es una tendencia del devenir de la democracia clientelar vigente ahora orientada hacia un autoritarismo ilimitado sin necesidad de asonada de ningún tipo. No podía ser otro el desenlace de los desaciertos del puntofijismo visto desde el ángulo del esquema imperante.

Todos estos desplazamientos se han cumplido sin debate alguno sino con los úcases del ocupante de la jefatura del Estado. Junto al militarismo, el armamentismo y el culto a la personalidad configuran la quintaesencia del régimen. Para ello ha contado con una oposición desfasada, la anuencia de los factores mundiales de poder contentos por la gobernabilidad concedida por Hugo Chávez y por supuesto, la hipertrofia de los petrodólares.

Las anteriores circunstancias se han conjugado para permitir las tropelías referidas. Sin embargo, cuando la renta petrolera no les alcance por la hiperbolización de las erogaciones estatales podrán presentarse signos de crisis y allí actuarán los agentes del dominio internacional. La experiencia de C.A. Pérez es un antecedente digno de estudiar para la comprensión de la misma dialéctica histórica atravesada por Venezuela. Las bonanzas financieras derivadas del precio del barril han sido manejadas por igual desde la óptica de la democracia representativa no importa quién se encuentre detentando el andamiaje del poder.

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